miércoles, 21 de noviembre de 2007

¿Por qué no...?

152 dados de mármol en forma de azucarillos con termómetro y hueso de sepia en una jaula. ¿Por qué no estornudar, Rose Sélavy?



Me quité el little black dress y dejé el juego. Octavio Paz. La Dulcinea de Duchamp. No se me ocurre un modo mejor de retomar...



-Metafísica estáis.
-Hago striptease.


Ardua pero plausible, la pintura
cambia la blanca tela en pardo llano
y en Dulcinea al polvo castellano
torbellino resuelto en escultura.


Transeúnte de París, en su figura
-molino de ficciones, inhumano
rigor y geometría- Eros tirano
desnuda en cinco chorros su estatura.


Mujer en rotación que se disgrega
y es surtidor de sesgos y reflejos:
mientras más se desviste, más se niega.


La mente es una cámara de espejos:
invisible en el cuadro, Dulcinea
perdura: fue mujer y ya es idea.