martes, 27 de octubre de 2009

Últimos días de octubre. Esto no es Noruega.

Ha llegado el momento de decidir si pijama o colcha. Mi indecisión trajo un dolor de garganta y oídos que convertiré en una escandalosa y fingida gripe A o en un resfriado vulgar y corriente, según las ganas de cuento que tenga.

Después de pasar más de un mes sorteando el ventilador en el pasillo, por fin lo bajé al trastero. Llevaba dos semanas mentalizándome para ese duro trance y pensando que, de algún modo, estaría un poco más cerca del verano si lo dejaba por medio. A punto estuve de subir la estufa, aprovechando el viaje, pero al final decidí guardar dos semanas de medio luto antes de meter por las puertas a la femme infame. Qué menos.

Han cambiado la hora y yo me resisto como puedo. Intentaré vivir dos o tres días más con la hora de antes en señal de protesta por tanta noche, sin título, ocupando tardes. Ya sé que es para nada.





De cinco a siete, 2009












No todos los días el mundo se ordena en un poema.
Wallace Stevens

viernes, 23 de octubre de 2009

La naranja mecánica, hoy.




Película

El sol de la tarde
detrás de la esquina de la ciudad,
y cada segmento de piel,
y cada pensamiento
quedan sobreexpuestos,
y nada se puede ocultar
porque todo sale a relucir:
las cartas sin respuesta,
la ingratitud,
una memoria corta.

Piotr Sommer


Seis poetas polacos contemporáneos, Ed. Ril.

sábado, 17 de octubre de 2009

Querencias

1.- Antes, cuando era un ama de casa ejemplar, bajaba a comprar el pan y el periódico a diario; sin peinarme, con el chándal naranja (o con el verde), cinco euros y sueño. Cruzaba un par de veces la carretera: para un lado, el periódico, para el otro, el pan, y vuelta a casa. Ese recorrido ahora sólo lo hago los sábados y, rara vez, algún domingo. Si enmoquetaran en verde el tramo que comprende calle La Victoria, Ferrándiz y Compás, podríamos decir que para leer la prensa y desayunar realizaba yo, una y otra vez, la misma tirada de billar -una repetida y casi exacta carambola que me llevaba de un primer golpe a Periódicos Antonio y a Panadería Loli y, de un segundo, directa, a mi casa-.


Pan, Abc y El País, 2009


2.- Poco a poco, a base de pereza, principalmente, se suelen cambiar los hábitos. No, no he dejado de leer periódicos –digitales- ni de desayunar pan –congelado-. No sé si Fray Luis de León aprobaría estas nuevas costumbres. Mi madre, desde luego, no concibe lo del pan congelado. Menos aún, una fantástica sopa de sobre.


3.- Camilo de Ory, “Sopa de sobre”, Ed. 4 de Agosto.



DE LA GRATITUD A LA COMPASIÓN


1


Al mago juvenil
que deslumbra a las viudas y a los niños
y hace volar palomas y despliega
abanicos de naipes en el cielo
y corta a una muchacha en dos y sabe
qué número has pensado y que sonríe
y finge reverencia.


2


Al perro
consciente en su torpeza de que aún
ignora las palabras de los hombres.


3


Al náufrago novel
que flota a la deriva en el océano
asido al tronco hueco de su duda.


4


Al ruiseñor caduco
que ve que un huracán le roba el nido
y no sabe qué hacer con sus recuerdos.


5


A la mujer sin piel
que deja que el día se le mate
como un bebé resbaladizo en casa.


Camilo de Ory, "Sopa de sobre". Ed. 4 de Agosto.

domingo, 11 de octubre de 2009

Reacciones (in)sustanciales

1.- Ya era hora. Por fin puedo dedicarme de lleno a la tontería. -No, lo de antes era a tiempo parcial; ahora esto es en cuerpo y alma-. Tengo que aclarar antes, es fundamental, que me costó sangre aprobar la química de segundo de BUP y que sólo recuerdo hilachos de la tabla periódica. Hace ya, creo, quince o dieciséis años de aquello, y mi relación formal con las materias primas de los laboratorios ha quedado reducida a un “buenos días” al entrar en la farmacia. Declarada mi ignorancia, sigo.

2.- Youtube, ese bolso de Mary Poppins. Formulo a mi aire: el tiempo (t), más el aburrimiento (a), más una conexión a internet más o menos decente (ci+-d) pueden abrir ventanas a otros mundos más allá del porno (vom+ap). -Sí, a mí también me costó creerlo-. Digo esto por la serie de vídeos que dejo a continuación. Cinco desencuentros: litio, sodio, potasio, rubidio y cesio, todos ellos, uno a uno, versus agua.












3.- ¿Francio? Señores, es radioactivo, ¿para qué queremos más? Se nos encadenan tres hippies a poco que nos descuidemos. Francio. Googleo:

Se distingue por su inestabilidad nuclear, ya que existe sólo en formas radiactivas de vida corta; el más estable tiene una vida media de 21 minutos. El principal isótopo del francio es el actinio-K, isótopo de masa 223, el cual proviene del decaimiento del actinio radiactivo, de las propiedades conocidas, es muy probable que ninguna forma de vida larga del elemento 87 se encuentre en la naturaleza o sintetizada de manera artificial.

¿Vida corta? ¡Jamás vi despreciar de manera tan grosera veintiún minutos de mullida estabilidad! ¡Bah!

4.- Lucas Martín. “Anotaciones a la gran ópera del pequeño Alprazolam 0,5”. Ed. Alfama.


Naturaleza muerta con diagrama de mujer y nube

como la lucidez/
como un amanecer a la baja/
como el idioma/
la sangre / el calendario / o la espera/
el horror está lerdo de expresión
y repleto de complementos/
te miro desnuda / y está bien o mal / o cuándo
y claro / tú no eres uno de ellos/
tus pies son hermosos para amordazar certezas pequeñitas/
para la tristeza capicúa que nace en persia/ o en la desaparición
y termina en la caja del lucero/
al lado de los párpados/
las balas / los sistemas/
razón de mar / dardo / vagina/
mi pequeña siberia:
tu cuerpo te tiene prendida por los ojos/
no / definitivamente / tú no tienes alma de complemento
ahora estoy lejos/
a solas con una jirafa que simula el galope/
de lo que queda más arriba/
de los días supermercados/
de las pocas ganas / y del tiempo/
me masturban los ecos de los aeroplanos/
el ámbar / la tortura/
la venta personal de cadáveres/
la tarde que encontré a tus muñecas
en litigio súbito con los hábitos de las arañas/
ahora estoy solo / y creo / y no creo/
me preocupa el acento de tus pantalones/
su programa de urbanismo para unas piernas
a punto siempre de gemir su primer sintagma/
Estamos desnudos / terribles/
libres de cadencias y de adornos/
solícitos al tacto del dolor/
esperando tantísimo
el simulacro del amor y del fragmento/

lunes, 5 de octubre de 2009

Delirio climático.

Nada mejor que despertar con un buen titular que nos deje atados de pies y manos a merced de un gran desastre natural más o menos inminente: El cambio climático golpea de lleno a Málaga. Pero, antes de seguir, me quito el sobrero -o la pinza del pelo, para no mentir- ante el redactor de esta fabulosa frase apocalíptica de ocho palabras. Inspira temor a cualquier vecino, desde El Palo a Puerta Blanca, pasando por Ciudad Jardín y La Victoria. Creativos de la ciudad: creo que esto da para un corto. Sin bromas, hablaré con mi hermano por si se anima. Seguro que hay subvenciones, niño.

Todo el mundo sabe que aquí estamos acostumbrados a males más domésticos: la mítica ola del melillero, que cada invierno el temporal se coma esos cuatro palmos de arena en polvo que forman las playas de la ciudad, la semana de feria o, como mucho, que de vez en cuando detengan a la plana mayor de alguna que otra corporación municipal de la costa por asuntos urbanísticos sin importancia. Pequeñas cosas. Ya era hora; por fin -qué potra- el Apocalipsis con butaca de primera fila.




Tu papel es importante, o el vidrio con el vidrio, 2009





Es una gran suerte


Es una gran suerte
no saber con exactitud
en qué mundo vivimos.

Saberlo exigiría
existir mucho tiempo,
mucho más
de lo que él dura.

Conocer otros mundos
siquiera para compararlos.

Elevarse por encima del cuerpo,
maestro indiscutible
en establecer límites
y presentar dificultades.

Por el bien de la ciencia,
por la claridad de la imagen
y de las conclusiones definitivas,
alzarse por encima del tiempo
en cuyo seno todo fluye y gira.

Desde esta perspectiva
adiós para siempre,
detalles y anécdotas.

Contar los días de la semana
debería parecer
una actividad sin sentido,

echar una carta al buzón,
una travesura de adolescentes,

el letrero “No pisar el césped”
una advertencia delirante.

Wislawa Szymborska, Fin y principio.
Ed. Lumen.

sábado, 3 de octubre de 2009

Desayuno

Posibilidades, 2009

Soy mágica. He logrado que mi marido atraviese la puerta del dormitorio cada mañana convencido de que se encuentra en el Café Central. Todos los días, a eso de las nueve, llaman a la puerta un jubilado, un matrimonio joven y una estudiante de psicología. Toman asiento en mi salón, comienzan a desayunar, a leer el periódico y a comentar el “españoles por el mundo” del día anterior. Yo pongo la tele sin volumen, para crear el ambiente perfecto. Cuando el bullicio es ya el adecuado, entro en el dormitorio y lo despierto abriendo un poco la ventana. A los cinco minutos sale del cuarto arrastrando los pies y saluda a los presentes con desgana. Le tengo dicho que sea más educado, que estos cuatro pobres vienen a diario con una puntualidad inglesa y que bordan siempre sus papeles. “No es justo dedicarles un ‘ehnosdías’ mientras te desperezas como un mono”, le digo. Él asiente con la cabeza, se ríe y me pide que adivine qué va a desayunar. “Mitad doble y pan con aceite”, digo. Siempre acierto.