Lidl sacó el jueves pasado una oferta por lo visto increíble: máquina de pan bifinett, 44€. El miércoles por la noche me llamaron para que entre mis actividades matutinas incluyera la compra de tres chismespanaderos. Obediente, sin otra cosa mejor que hacer y convencida de que me encontraba ante una ocasión única e irrepetible, me planté en el Lidl de Fuente Olletas a las nueve. Perfeccioné la compra y a casa. Tras un frío recibimiento en nuestro hogarfamiliar, lo puse sobre la encimera frente a la poética thermomix. Desde su llegada me he podido dar cuenta de que los sonidos que ahora emiten se me antojan lascivos y voluptuosos. La señal que indica el final del programa varoma tiene una cadencia particular. No sé… El inicio del horneado, por su parte, viene acompañado de un deje en el que se adivina una descarada insinuación, un cruce de piernas. Se atraen irremediablemente. Sí, sé que se trata de una relación lesbicorobótica, pero al cabo hay ternura -una hace yemas del tajo y la otra pan- así que no seré yo quien venga a meterse en este inesperado affaire.
Otro día, la escotilla de la bifinett: ventana a otros mundos.