En plan exhibicionista muestro un trozo del escritorio de mi portátil. Sólo un trozo. El resto es una pura cama sin hacer: carpetas vacías con títulos que no recuerdo haber puesto, accesos directos a programas que no sé qué hacen por mí, documentos colgando que esperan su archivo…
15 º a las doce menos cuarto. Ya no me tengo que vestir y desvestir entre gritos laputaqueparió, etecé. Nunca pensé que un invierno podría encabronarme tanto. Fonollosa, para dulcificar.
Rambla de Santa Mònica 4
La ciudad está llena de caminos.
Todos son buenos para escapar de ella.
No importa adónde vaya. En cualquier lado
hay sendas que conducen a otra parte.
El lugar nunca importa. Es otro sitio
-otro siempre- el objeto de mi viaje.
José María Fonollosa
Ciudad del Hombre: Barcelona