martes, 12 de febrero de 2008

Fórmula de la idiotez: aproximación

Sin andar, ando con el pie en alto. Llevo la tarde calculando aprovechamientos urbanísticos y flipando con las múltiples visitas que Fray Leopoldo me ha reportado. Un compañero me ha llamado al móvil un par de veces para preguntarme qué significa “intermunicipal” y “remisión”. Más tarde mis padres me han hecho una visita y me han informado –sorprendidos de mi ignorancia- de que el muchachito que acompañaba a Tamaralamala ahora se llama Nova.

Dejo un vídeo que me hace no pensar.



La tontería se abre a todo: al hacer de cualquier cosa un objeto de atención y de posible compromiso, suministra una ocupación en la vida (ocupación cuya experiencia embriagadora realizan Bouvard y Pécuchet). (...) La tontería es una vocación, mejor aún, un sacerdocio, con sus ídolos, sus párrocos, sus fieles. Quizá sea aventurado conjeturar que la tontería se caracteriza más bien por la ilusión de poder alcanzar un fin que por la falta de inteligencia de los medios empleados para lograr este fin. La tontería de Bouvard y Pécuchet no consiste en no comprender, por ejemplo, la química, sino en aprenderla: es decir, en considerar que esta proeza constituye por sí misma un objetivo que podía colmarlos.

Clément Rosset, Nota breve sobre la tontería.